De mar a mar (VI)

En Quebec City, que es la capital de Quebec, la mayor de las provincias canadienses. Tenía ganas de llegar aquí.Tanto tiempo oyendo hablar de Quebec y de Montreal que uno llega a imaginarse de todo. Y la realidad que uno se encuentra es una ciudad-pueblo bonita, agradable, excesivamente bien conservada. Excesivamente. QC es como un recortable de aquellos que hacíamos tiempo atrás, donde todas las casitas del pueblo tenían un mismo estilo, aquellas casitas de cartón de estilo entre alpino y siglo dieciocho. QC, ciudad vigía sobre la desembocadura de un río, nos recuerda un poco a Fuenterrabía. Pero QC es una ciudad abarrotada de turistas, demasiados. No le pega el bullicio de esta época a una tierra más proclive al descanso y al silencio. Pero aquí nos hemos encontrado con turistas hasta en la sopa. Cada metro cuadrado hay tres o cuatro ciudadanos con pantalón corto, sandalias, mochila y botella de agua. En esta ciudad no se desperdicia ni un suspiro en la búsqueda del dólar bendito.


Detrás, está la gente. Porque resulta que aunque no lo parezca en estas tierras se vive una guerra abierta desde hace casi cuarenta años. Una guerra estúpida como lo son todas las guerras por la identidad nacional y sobre todo por la basada en la lengua. Aquí, en QC había unos franceses que en 1759 perdieron una batalla contra unos ingleses que pasaron a ser los dueños de la ciudad. Esa es la historia. La historia de la derrota en una batalla que no duró mas alla de un par de horas. La batalla de los llanos de Abraham, sitos justo en la falda de la montaña sobre la que se levanta Quebec. Pasó el tiempo, casi un siglo, y franceses e ingleses decidieron unirse para formar Canadá pero los quebequeses nunca olvidaron aquella derrota de los putos llanos del puto Abraham. De hecho, en el mismo acto de constitución de Canadá, allá por 1870, ya aparece un francés protestando porque tenía que jurar en inglés siendo su lengua materna la francesa. Estas cosas que vienen «de simepre» tienen mal arreglo. Desde entonces, la rica provincia de Quebec siempre se ha mostrado incómoda en Canadá. La intrigante Francia suele aparecer animándola a declararse independiente y a formar una Nueva Francia. Y así, cerca de 1970, el general De Gaulle se plantó en Montreal y rodeado de franceses atemorizados ante el crecimiento industrial y económico de la anglófila Toronto, le echó cojones y dijo aquello de «¡Vive le Quebec libre!». Y a partir de ahí el diluvio…En 1976, René Levesque, gobernador de Quebec, declara el francés como única lengua oficial en la provincia. En 1981, Quebec se niega a firmar la Carta Magna de Trudeau donde se reconoce el bilinguismo de todo el Canadá. En 1982 y en 1995 el gobierno nacionalista de Quebec plantea dos referendos por la independencia. El primero lo pierden por mayoría amplia pero en el de 1995 pierden los nacionalistas por solo 50000 votos. Y hasta antesadeyer, que es cuando los integristas de la nación quebequesa han tenido sus peores resultados electorales hasta casi desaparecer del Parlamento canadiense.
De toda esta peripecia nos ha dado noticia el libro de Mordecai Richler Oh Canadá! Oh Quebec¡ Requiém por un país dividido texto básico para entender el Canadá de hoy aunque ya tiene casi 20 años y su autor nunca podrá hacer una nueva edición. El libro de Richler, brillante y muy bien documentado, está escrito en inglés que es como lo hemos leído ya que no hay versión castellana y no nos gustan los doblajes.
Me he reído muchos ratos leyendo a Richler tantos como me ha recorrido un escalofrío al pensar en lo terribles que han tenido que ser muchos momentos en la vida de tanto quebequés por el simple delito de querer hablar inglés. Los peores sufrimientos son aquellos que hay soportar en silencio por miedo a la verguenza. Así actúan los sibilinos maltratadores pero también ha sido una forma de sumisión muy explotada por la religión y ahora por esta nueva inquisición que son los cruzados del idioma. Me imagino la batalla de las lenguas en los colegios, la desacreditación de los docentes anglófilos y sus penurias en el escalafón por donde a otros, sumisos, les es tan fácil trepar. Como conozco el paño de primera mano, el libro de Richler me ha llevado a la lágrima con más facilidad que a la carcajada. Ahora bien, reconozco la fortuna de que surja un Richler en ciertas vidas. Tal vez sea la única forma de que podamos saber que detrás de tanta sonrisa fácil, tanta adulación y tanta casa limpia se esconde una severa hipocresía. Ici Quebec. Hi, bonjour…

PD.

Todos los coches quebequeses llevan sobre las cifras de la matrícula una leyenda que dice «Je me souviens». Y una piensa, ¡qué bien, que verso, qué poéticos! Ese » Yo recuerdo» no tiene nada de romántico. Es una declaración de guerra con todas las de la ley. El recuerdo es para la derrota de la batalla de los llanos de Abraham. Los quebequeses no quieren olvidar.
Siempre me he preguntado el porqué ciertos nacionalismos intentan vincularse con tanta vehemencia a citas históricas que les fueron adversas. Y no se me ocurre otra explicación que no sea por mantener viva la sed de venganza.

PD2. La frase de Trudeau: «Si Canadá puede ser divisible, Quebec también puede ser divisible».

 

PD3. 24 millones de dólares canadienses al año se pulía Quebec en 1992 en limpiar la calle de señales y signos anglófilos.

10 comentarios en “De mar a mar (VI)

  1. Ayer visitamos el parque olímpico de montrreal. Hace 35 años de las olimpiadas. España gano dos medallas de plata. Pocas veces lo hemos hecho tan mal.
    En fútbol nos metieron palante en dos partidos. Jugaba Juanito, cundí, Saura, Vitoria, idigoras, etc

  2. ¿Este Alcácer es el mismo del que nos hablaba BT, cuando el traspaso de Villa?

    Me parece correcto lo de Ginés con Muñiz. Lo siguiente será retirar esas horteradas con el toro de Osborne (la oficial o nada) y tener cojones de hacer lo mismo con Puyol y Xavi. No vaya a ser que todo quede en un guaje asturiano.

  3. Qc es un parque temático. Y como todo parque temático esta lleno de turistas. Mas de 5 millones al año. Cuenta con un parlamento regional donde el partido quebequés esta en la oposición que tiene un restaurante abierto al publico. Y en el centro del llano de la batalla de Abraham hay un jardincillo dedicado a Juana da arco…
    Pd. El iPad es un coñazo.

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